En los últimos días he escuchado por todos lados el nombre de una tal Susan Boyle, esta señora participó en el programa de televisión “Britain’s Got Talent”; y tanto ruido es porque impresionó a propios y extraños al cantar aquella canción del musical Les Miserables, “I Dreamed A Dream”, cerrando la boca al público que minutos antes de comenzar la observaban con cierto aire de burla y escepticismo por su aspecto, el cual si bien no es el arquetipo de belleza televisiva tampoco creo que sea para burlarse, y eso precisamente es lo que molesta; que en los noticieros, en los periódicos y en todas las páginas en donde hacen referencia, se escribe sobre la gran historia de superación contada, que como alguien así tenga tan impresionante voz…
¿Así? ¿Así cómo? Porque no entiendo, no veo que tenga de extraño que cante así, el ingrediente de todo el show es la historia detrás; la pobre cenicienta que pudo asistir al baile… Así que no me uniré para adular a Susan, ya tiene millones que lo hagan; solo puedo decir que disfruté las caras de los jueces al escucharla cantar y la sencillez de ella al recibir las críticas.
Es cierto que la apariencia física tiene un gran peso para sobresalir en este mundo pero es solo eso, apariencia. Lo más importante debería de ser lo demás, aunque para algunas personas un físico hermoso es lo único que tienen y para otras es lo único que pueden ver.
El Lado B de Kiddo 